Todos eran mis hijos

Joe Keller (Fernando Luján), un exitoso hombre de negocios ha hecho una fortuna vendiendo piezas de aviones al gobierno de los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, un cargamento de piezas defectuosas ha provocado la caída de más de veintiún aviones, varios pilotos murieron, otros fueron reportados como desaparecidos, entre ellos Larry, el hijo menor de los Keller. Han pasado ya más de cuatro años, pero Kate (Diana Bracho) (la madre) no deja de pensar que su hijo aún está vivo. De forma inesperada Chris (Mario Loría) (el hijo mayor), invita a Anne (Silvia Navarro) (novia de su hermano desaparecido) para confesarle su amor y proponerle matrimonio, lo que no saben es que con su llegada se abrirán grandes grietas que sacarán a flote un secreto, que de ser revelado podría destruirlos a todos.

Este texto fue escrito por Arthur Miller, uno de los exponentes del realismo norteamericano; es un exitoso dramaturgo norteamericano que ha ocupado la cartelera de Broadway por varias décadas, es tan conocido por su obra como por su vida privada, con dos momentos significativos y definitorios de su trayectoria: la era del senador McCarthy y su Comité a la caza de actividades anti-norteamericanas y el publicitado y fallido matrimonio con la actriz Marylin Monroe, prototipo de la estrella hollywoodense con su mundo ubicado, con estrecho margen de error, en el polo opuesto de las preocupaciones sociales y políticas del autor. Valga la aclaración que en Norteamérica, las obras de Milller regresan cada década a los escenarios, en especial La muerte de un viajante, que es la favorita y casi un requisito de examen final para directores y actores en las universidades.

En este texto que si bien es demasiado nacionalista, tiene una reflexión muy interesante en el planteamiento de los valores y honra de la familia. Dirigido por Francisco Franco (Director de Quemar las Naves), el montaje capta la esencia de sacar los secretos familiares en el jardín de una casa, donde un árbol caído representa la pérdida de la fe y los vecinos sean los que juzgan los crímenes cometidos. La moral juega un papel determinante en el desarrollo del conflicto de esta historia.

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